Cristina: "Este gobierno es infinitivamente mejor del que hubiera sido el de Macri"
Sin definiciones electorales, la vicepresidenta Cristina Kirchner reivindicó su gestión y la de Néstor Kirchner ante una militancia que volvió a pedir su candidatura.En un discurso de casi una hora para celebrar la llegada de Néstor Kirchner al poder hace 20 años, Cristina Kirchner volvió a exhibir el rol central que ocupa en el Frente de Todos, aunque evitó hablar de candidaturas -en momentos de alta tensión en el espacio en la recta final de las definiciones - y lanzó previsibles críticas a la Corte Suprema y a la oposición.
"Me odian, me persiguen y me prescriben. Nunca voy a ser de ellos. Yo soy del pueblo y de ahí no me muevo", bramó para el regocijo de la masa militante que bajo la lluvia, llegó hasta la Plaza de Mayo con expectativas en muchos casos, de que la vice revea su decisión y sea finalmente candidata. Unica oradora, la ex presidenta calificó a la Corte Suprema de "mamarracho indigno" y reclamó un acuerdo con el FMI que habilite el crecimiento económico.
En ningún momento mencionó la palabra inflación. “El problema que hoy tenemos, acuciante, es la distribución del ingreso”, consignó, en cambio.
Los casi trescientos dirigentes que secundaron en el escenario de 20 x 46 metros a Cristina Kirchner sinceraron el estado de situación del peronismo. Alrededor de la Vicepresidenta, para celebrar los 20 años de la asunción de Néstor Kirchner, estuvo el primer anillo de poder y de sus leales. Máximo, Axel Kicillof y Wado de Pedro. Se sumó a ese dispositivo Sergio Massa, que quedó al lado de su primer detractor Juan Grabois. Paradojas del Frente de Todos, el líder del Frente Patria Grande y el ministro de Economía intercambiaron risas justo después de que el primero se sumara al grito de "Patria sí, colonia no".
Estuvieron juntos y más tranquilos en el VIP, antes de que comenzara el acto. En el oficialismo valoraron la foto conjunta en escenario de los "nuevos" caciques del kirchnerismo y los nietos de CFK: las nuevas generaciones a las que apela la Vice.
El acto empezó casi media hora antes de lo previsto. La puntualidad cristinista, una rareza, se debió al riesgo de que el temporal despejara la plaza de militantes.
Faltaron todos los gobernadores, con la excepción del bonaerense, la santacruceña Alicia Kirchner y el riojano Ricardo Quintela, que ya expresó su apoyo por el ministro del Interior. Gildo Insfrán, custodio de la lapicera del PJ para firmar las alianzas, estuvo ausente después de su visita a los Fernández de esta semana.
Para los miles que se agolparon en la Plaza a pesar de la lluvia, CFK es la única y legítima dueña de la lapicera para definir al candidato, la estrategia y las listas. Eso significa el grito de "Cristina Presidenta" que se repitió media docena de veces la militancia. Por momentos parecen miles los convencidos -con "problemas de lectocomprensión", como dijo la ex mandataria la semana pasada- que creen que la ex mandataria todavía puede inscribir su nombre en una boleta. "Una más y no jodemos más", le rogaron. Sindicalistas kirchneristas que estaban en el escenario también le rogaban, a los gritos.
Referentes de la mesa de Ensenada donde se cocinó el acto se fueron convencidos de que hay "agua en la pileta" para que la Vicepresidenta revise su opinión y acepte ser candidata. En ese universo conviven sindicalistas como Hugo Yasky y el intendente de Ensenada Mario Secco o el de Merlo, Gustavo Menéndez.
La ausencia de la conducción de la CGT, que no movilizó a su tropa, se disimuló con los manifestantes de Kolina, La Cámpora, los intendentes y el Movimiento Evita, que acercó posiciones con la Vice tuvo representantes en el escenario, pero a ninguno de sus jefes. Aunque Camioneros no movilizó, Pablo Moyano estuvo en el escenario, lejos de los gremialistas kirchneristas.
"Fuimos los kukas, los perucas, los que pagamos los Boden 2012 (producto del corralito", gritó Cristina desde el escenario. Esa descripción parece ser una apuesta a los pisos electorales necesarios para ingresar al balotaje, a los que aludió la Vice la semana pasada. Más aún, el clímax de su discurso, que fue un racconto de los tres primeros gobiernos kirchneristas.
La presencia de ministros y funcionarios antes leales al Presidente en el escenario pintó la soledad del Presidente. De Gabriel Katopodis y Santiago Maggiotti a Victoria Tolosa Paz, Daniel Filmus, el vicejefe de Gabinete Juan Manuel Olmos y la portavoz Gabriela Cerruti. Agustín Rossi se quedó con la militancia en la Plaza. Fernández nunca fue invitado y tampoco pensó en ir, como Daniel Scioli. "Este gobierno es infinitamente mejor de lo que hubiera sido mejor que un segundo de Macri", concedió CFK vestida de celeste y blanco.
CFK no dio señales de quién será su candidato, si permitirá desdoblamientos o unas PASO, pero volvió a hablar de la necesidad de un programa de gobierno.
"En 2015 el candidato era el proyecto. Por ahora es el programa", coincidieron dos dirigentes que hacen campaña por Scioli y Massa respectivamente. La ex presidenta pidió esta vez por un "pacto democrático".
"Quiero convocarlos para que cada uno y cada una en el lugar de estudios, en el bondi, cuente este entramado de desinformación en cuanto a los responsables de la falta de dólares y corridas. Que la gente pueda decidir con información. Esto es tarea militante. Basta de pedirles a otros lo que no estamos dispuestos a hacer. Hay que romperse lo que hay que romperse", reclamó CFK.
La multitud, inconmovible a su pedido, le devolvió el pedido por una presidencia más. "Por ahí hay una temporada más de Netflix. No hay que apurarse", dijo entre risas un dirigente que tiene diálogo directo con Cristina y Máximo Kirchner. "Una más y no jodemos más", se ilusionó.
Al final quedaron los fuegos artificiales cerca de la fachada del edificio de la AFIP desde donde que colgaba una imagen de Néstor Kirchner, como la que se proyectaba el escenario.
Militantes de La Cámpora con remeras negras para identificarse como responsables de seguridad, que cobraron protagonismo desde el atentado a la Vice en septiembre pasado, repartían órdenes a la Policía, a Casa Militar y a los periodistas que circulaban en la zona.
La decisión de CFK se dilata. De Pedro y Kicillof fueron los más saludados y los últimos en dejar el escenario. No pareció ser una casualidad.